Para empezar el año, basta hablar del viento y de los días despejados. De ese gato negro sobre mi carro y de la estrella en la bandera de aquella isla donde dejé todos mis poemas de ron.
Ahora no sé contar historias ni cantar canciones, igual que nunca supe escribir poemas ni reconocer voces.
En cambio lo que hago es brincar en los pasillos, suavecito sí, como quien suelta un pollo contento.
domingo, 15 de enero de 2012
Dijeron los mayas
otro garabato de Unknown a las 11:43:00 p. m.
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1 comentario:
brinquitos y sueñillos en cámara lenta (y con poquísimos carros), qué bonito el fin del mundo.
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